No es por la absurda nueva ley de ahorro energético (ley que parece salir de un botellón, una mala noche de farra, o una apuesta contra un español de " a que no tienes...") porque no la entiende nadie, simplemente creo que volver a subirme al borrico es por pura terapia personal, por no quedarme parado en el camino, por buscar mi Ínsula de Barataria antes de que me aplasten los gigantes (que ya tienen el pie encima).
Tampoco sé cuánto aguantaré, cuánto soportaré.
No hay nada que justificar, no hay nada más que decir.
Bueno sí, ¡Arre,arre!.
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