jueves, 15 de enero de 2009

"Mi karma. Ep. II: El Medidor"


Llevo dos días complicados, no consigo tomar las riendas de mi karma.

Profesionalmente tengo la sensación de que soy un perchero de problemas. Hablo con alguien personalmente, me "cuelga" su problema,; llaman al fijo, lo mismo; por el móvil, evidentemente; el buzón de voz, a rebosar; en el correo electrónico, faltaría más;.. hasta que hago un cúmulo de todo lo que oigo, y todo lo que callo, sólo me faltan brazos en el alma.

Y de repente, entre las decenas de llamadas que recibo al día, contesto una que es particularmente intempestiva, inesperada, cruel para la mente y que te hace cabilar hasta que encuentras la solución y la llevas a término. Y mi karma se tambalea. Claramente no soy culpable, pero desde hace un tiempo sé lo que significa "ser responsable de...", y hay días que ahoga, pero al final terminas por darte cuenta de que, en principio, no mata.

El 12/01, la llamada de profesional pasó al ámbito personal, subió la angustia, el compromiso, la confianza se pone en tela de juicio, y la responsabilidad aprieta más fuerte generando la duda de que tal vez tenga más fuerza si te agarra desde más cerca y pueda llegar a ahogarte.

Hay gente que dice que este sufrimiento va en el sueldo, y a mí, si algo me ha quedado claro es que el medidor del karma no es el dinero, todo lo contrario, lo martiriza.

En este caos, irracionalmente, sólo me han hecho sonreír dos cosas completamente absurdas (reconozco abiertamente ser friky); lo primero fue un chiste de la publicidad mañanera de la radio (un hijo le pregunta a su padre "papá, ¿dónde van las pulgas cuando mueren?", y el padre le contesta "al pulgatorio hijo mío, al pulgatorio", lo segundo, una publicidad de cuatro hippies en la tv que ha sido mi resorte hoy "¡¡¡paz y amor, y el xxx pal salón!!!").

De estos dos días he sacado varias conclusiones: primero, que aunque apriete más fuerte no conseguirá matarme, segundo, que contra "el Síndrome del Impostor" (merece apartado propio su explicación) la única medicina que existe es la fortaleza mental, y tercero que en las cosas más simples reside la risa que te aparta del abismo.

El remate del día; después de estar medio año siguiendo instrucciones para realizar un trabajo, y de un mes de dedicación en el mismo, gastando tiempo, fuerzas, dinero, trabajado en Navidad cuando los demás estaban de vacaciones, y acosando mi salud la ansiedad que generó dicho compromiso, me han enviado un mail diciéndome que se ha ido todo al carajo. No cabe réplica. Mi único consuelo, el orgullo.

Definitivamente el medidor del karma, lo he encontrado. Lo tengo 14/9 108. Estoy en el límite.

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